crédito revolving y sus inconvenientes

Durante años muchas personas fueron seducidas por las tarjetas de crédito revolving.

 

Comerciales al servicio de entidades financieras, embaucaban a los clientes mediante técnicas de comercialización agresivas llevadas a cabo en centros comerciales, gasolineras, tiendas de electrodomésticos, por teléfono o en la propia calle.

 

Para ofrecer este tipo de tarjetas, explicaban todas sus ventajas, pues este tipo de tarjeta ofrecía al consumidor la posibilidad de realizar compras o de obtener dinero en efectivo a través de cajeros o de internet.

 

Mientras el pago de la deuda quedaba aplazado automáticamente y, de esta manera, facilitaban al usuario realizar el pago de esas compras en “cómodos plazos” y en cuotas que eran asequibles para cualquier bolsillo.

 

Tener acceso a un crédito o a un micropréstamo es una gran ventaja que nos ofrece el sistema financiero, pero ¿A qué coste?

 

La mayoría de las personas contrataban una tarjeta de crédito revolving sin saber que resultaría una verdadera trampa

 

Para muchos, estas tarjetas son similares a una tarjeta de crédito normal.

 

Sin embargo, las tarjetas de crédito revolving permiten realizar pagos sin importar si se dispone de fondos o no en la cuenta corriente asociada a la misma.

 

Es decir, el usuario de la tarjeta puede hacer pagos sin tener dinero.

 

En ese aspecto funciona de manera similar a una tarjeta de crédito normal, pero la diferencia se encuentra en que el usuario de una tarjeta de crédito revolving puede aplazar la devolución del dinero, en lugar de pagar en la fecha mensual de liquidación de la tarjeta.

 

De esta manera los pagos se realizan en pequeñas cuotas pactadas, a las que se aplicarán los intereses que correspondan, que, generalmente, eran unos intereses usurarios.

 

Las tarjetas de crédito revolving le conceden al cliente un límite o tope máximo de dinero del que puede disponer al mes

 

Cuando se empieza a gastar ese crédito que el cliente tiene disponible mensualmente, ese límite disminuirá progresivamente.

 

Sin embargo, el cliente podrá pagar pequeñas cantidades que irán restableciendo el límite de crédito.

 

Esto, más que una ventaja, se vuelve un verdadero dolor de cabeza a largo plazo, porque pese a la facilidad de pago de las tarjetas de credito revolving.

 

Estas tarjetas suelen aplicar unos intereses muy elevados o usurarios que convierten la deuda en infinita.

 

Entre las formas de pago de las tarjetas de crédito revolving, el cliente puede acordar con la financiera dos maneras de hacerlo: pagar un porcentaje o pagar una cantidad fija.

 

En el pago porcentual, el cliente se ve comprometido a pagar un porcentaje mínimo o máximo, que puede estar entre el 5% y el 25%.

 

Dependiendo del caso, el usuario debe devolver a la entidad bancaria esta cantidad mensualmente

 

Por otra parte, cuando el cliente decide pagar una cantidad fija a la entidad bancaria, deberá abonar una cuota fija mensual, hasta que salden por completo la deuda adquirida.

 

Además, se establece una cantidad mínima y máxima para poder fijar esta cuota.

 

El principal problema de las tarjetas de crédito revolving son sus intereses usurarios.

 

Muchos llegan a superar el 25%, haciendo que la deuda crezca y crezca de forma progresiva, hasta que se convierte en una deuda imposible de liquidar.

 

Además, las pequeñas cuotas mensuales que paga el cliente, no cubren solamente la deuda, sino que también se hacen cargo de las comisiones, intereses usurarios y otros gastos que se repercuten al cliente.

 

El 25 de noviembre del año 2015 el Tribunal Supremo se pronunció por primera vez sobre los contratos de tarjetas de crédito revolving.

 

Sentando los criterios a seguir para determinar si los intereses estipulados en los contratos son o no usurarios, y de esta forma determinar si el crédito podría ser anulado o no.

 

Cinco años después, y como consecuencia del incremento de las reclamaciones judiciales y de las acciones promovidas por los consumidores de este tipo de tarjetas, el Tribunal Supremo, el 4 de marzo del año 2020, declara y reitera, que se considerarían usurarios todos aquellos contratos de tarjeta de crédito revolving con intereses superiores al 20% que fueron contratados a partir del año 2010.

 

Siendo usurarios intereses menores del 20% en aquellas contrataciones anteriores a 2010.

 

Debido a las múltiples reclamaciones judiciales de los usuarios y a los continuos pronunciamientos del Tribunal Supremo, muchos bancos han sido condenados, obligándolos a devolver a los clientes los intereses y las comisiones abonadas durante años.

 

Provocando así que muchos usuarios recuperen el dinero que pagaron de forma indebida.

 

Podemos afirmar que este tipo de tarjetas es de los productos más tóxicos y complejos que existen en el mercado

 

No solo por el tipo de interés desproporcionado que suelen contemplar, sino también por su complejo método de pago (revolving o revolvente).

 

Y su extendida comercialización a personas completamente ajenas a la contratación financiera.

 

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