Hoy en día es común hablar de salud mental. Es un tema importante que todos debemos considerar, por esta razón, es más que necesario hablar de la incapacidad absoluta por depresión.
Durante décadas se consideró que gozar de buena salud solo representaba la ausencia de dolencias físicas.
Pasando por alto la importancia de tener una buena salud mental para desempeñar el rol que nos corresponde en nuestro lugar de trabajo.
Con el paso del tiempo las enfermedades mentales han dejado de ser un tabú en nuestra sociedad.
Dándole la importancia que realmente merece la salud mental y permitiendo que podamos ayudar a aquellos trabajadores que padecen una de estas patologías, siendo la depresión una de las más comunes.
Al menos uno de cada cinco españoles ha padecido depresión a lo largo de sus vidas y al menos el 29% de éstos necesitan tratamiento médico y seguimiento psiquiátrico para lidiar con la enfermedad.
Lo que en muchos casos le otorga a la persona cierto grado de incapacidad, afectando no solo a sus vidas, sino también su desempeño laboral en su puesto de trabajo.
Pero, ¿Hasta qué punto puede afectar dicha enfermedad? ¿Se puede llegar a una incapacidad absoluta por depresión?
La respuesta es sí, aunque no es tan sencillo como suena.
Al igual que con cualquier otra enfermedad, la persona debe demostrar que ha agotado las posibilidades médicas y terapéuticas para su recuperación y que es una patología ya crónica.
Para obtener una incapacidad permanente por depresión el trabajador suele pasar en primer lugar por un periodo de incapacidad temporal (o baja).
En ese periodo el trabajador se somete a tratamientos médicos y terapéuticos continuos en busca de su recuperación.
Una vez transcurrido un año, si los médicos determinan que el trabajador no va a mejorar considerablemente dentro de los siguientes 180 días, se puede solicitar una pensión por incapacidad permanente.
Sin embargo, es necesario aclarar que estas pensiones son distintas según el grado de incapacidad que producen.
Por lo tanto, para obtener la incapacidad absoluta por depresión, se requiere de un tiempo mínimo de tratamiento, que en la actualidad está establecido en dos años.
Pongamos un ejemplo:
La incapacidad absoluta por depresión es un grado de incapacidad que no permite que el trabajador pueda volver a trabajar en cualquier profesión u oficio.
Aun cuando no es imposible obtener una incapacidad absoluta por depresión, no es una tarea fácil.
Como mencionamos anteriormente, en primer lugar, se obtiene una baja laboral.
En la mayoría de los casos el paciente con trastornos depresivos consigue aliviar sus síntomas en un periodo corto de tiempo.
Sin embargo, hay ocasiones en las que debido a la persistencia de la sintomatología, se agota el tiempo máximo que se puede estar en situación de baja laboral, y la alternativa es la incapacidad permanente.
La incapacidad absoluta por depresión es en realidad el grado más elevado de incapacidad que puede alcanzar una persona con trastornos depresivos, por ello su obtención es mucho más compleja que la de otros grados de incapacidad.
La solicitud de la incapacidad absoluta por depresión es un proceso arduo que requiere de paciencia y meticulosidad.
Se requieren todos los informes médicos de cada baja laboral que se tenga y de esta forma hacer un seguimiento a la enfermedad.
Así se podrá demostrar ante el Juez que es un trastorno crónico y probablemente imposible de curar
Al momento de solicitar la incapacidad permanente absoluta por depresión es necesario exponer nuestro caso como “incapacidad absoluta por depresión, trastornos de ansiedad o adaptativos”
Y explicar que repercusiones funcionales causa la enfermedad en el trabajador, pues esto implica una mayor sensibilización por parte de la sociedad y, desde luego, de los tribunales.
Si te encuentras en esta situación y deseas realizar la solicitud de tu pensión por incapacidad de la forma correcta, no busques más, nosotros nos encargamos.
En Álvarez Arias Abogados contamos con 40 años de experiencia que avalan nuestros servicios, forma parte de los miles de españoles que gozan de los beneficios de una pensión por incapacidad permanente.